jueves, 11 de diciembre de 2008

UPSS...YO ECHANDOLE PORRAS, Y LOS QUE SÍ SABEN, DANDOLE EN TODA SU MANDARINA


Sobre el Museo Universitario de Arte Contemporáneo

Como lo previeron los arquitectos de la Sala Nezahualcóyotl, el megamuseo (de las feas siglas: MUAC) diseñado por Teodoro González de León, vino a desarreglar arquitectónicamente toda esa área de la Universidad Nacional Autónoma de México. El puentecillo que lleva de la inmensa explanada a la más importante sala de conciertos del país, se ve como de escenografía barata. Podía suponerse que el Museo de Ciencias y Arte, con la correspondiente sucursal en la colonia Roma, resultaban más que suficientes para convocar a las corrientes contemporáneas y experimentales. Un nuevo museo universitario debió considerar todos los periodos que integran los fondos artísticos de la UNAM, muchos de los cuales están en bodegas.
En el interior del megamuseo, las salas y pasillos desmesurados y desproporcionados no sirven para las dimensiones usadas mayoritariamente por los artistas contemporáneos de México, quienes de entrar al MUAC tendrán que practicar un arte de dimensiones acordes, o parecerán timbres de correo, como se ven las dos pinturas de Vicente Rojo. Nunca un museo debe imponer dimensiones, ni a estas alturas usar materiales que requerirán de un constante mantenimiento, como ocurrirá con los muros y techumbres de vidrio que predominan.
Graciela de la Torre, responsable de Artes Visuales de la UNAM, y Gerardo Estrada, jefe de Difusión Cultural de la rectoría del doctor Juan Ramón de la Fuente, impulsores de este malogrado proyecto, le han impuesto a la máxima casa de estudios del país una pesadísima hipoteca.

Pongo al margen la instalación temporal de Miguel Ventura, estrenada anteriormente en España, notable, profunda y enérgica crítica al nazifascismo de ayer y de hoy.

Raquel Tibol

Carta publicada en el Correo Ilustrado de La Jornada, 11 de diciembre del 2008

2 comentarios:

Tezcatlipunk dijo...

Verde neto!! y tu orgasmeandote con el espacio!!!

Yo aún no he ido al MUAC (si, suena como a beso baboso) y pus igual y arquitectóicamente es una chingonería, pero pus lo que dice Raquel Tibol definitvamente cambiará mi perspectiva.

Ni pex.

Unknown dijo...

No manches! qué amargue de vieja. El MUAC es extraordinario, y si quieren seguir pensando que México no es capaz de tener un museo de nivel mundial, síganse quedando con su museito, discretito, de paredes chiquitas para obras chiquitas.