lunes, 8 de diciembre de 2008

LA CIUDAD CAMBIA DE PIEL, PERO CONSERVA LOS MISMOS LUNARES

Por Ernesto Armendáriz Ramírez

Mientras la vida cotidiana de los chilangos se ha visto alterada por tantísimas obras en proceso, particularmente puentes y pasos a desnivel, lo que provoca nubes de polvo que lo ensucian todo y tremendos embotellamientos viales donde antes era relativamente fácil transitar, la Ciudad de México continúa mutando su fisonomía, redefiniéndose con sitios únicos que hacen la vida distinta a la de cualquier otro lugar.

En primerísimo lugar, lo que se va. Aunque ya no este ubicado en lo que es estrictamente el territorio del Distrito Federal, sino a menos de 50 metros de la mojonera de concreto gris que divide al D.F. del Estado de México, en el municipio de Naucalpan están destruyendo un ícono urbano: El Toreo de Cuatro Caminos, gratificante llovizna en el desierto cultural de esa parte de la metrópoli. Para los oriundos de esos barrios obreros del norte de la ciudad, cómo no recordar la lucha libre a precios populares, cuyo Consejo incluía al mismísimo Perro Aguayo padre y al Villano III, cuya máscara rosita era una engañifa para sus oponentes.

Al Toreo de Cuatro Caminos lo definen más las luchas que los toros, y el maestro Canek, estrella imperecedera en el firmamento de los costalazos, fue la joya de la corona en su cartel de gladiadores. Lamentamos informarle a Andrés Manuel López Obrador que él no fue el primer tabasqueño más popular entre las masas ni el más vitoreado por las multitudes: lo fue Canek, el Príncipe Maya, orgullo mexicano al que nunca le castañearon las rodillas cuando enfrentó a lo más granado de la lucha libre internacional: Hulk Hogan, Big Van Vader, Konnan el Bárbaro, Kokina-Yokozuma y sí, nada más y nada menos que André El Gigante. Nuestro idolatrado Canek le rompió el hocico a todititas esas moles. Para rematar, y por si todo lo anterior fuera insuficiente, Canek es el poseedor de una de las máscaras estéticamente más perfectas en toda la historia de los encapuchados mexicanos.

Aunque el Toreo fue un lugar típico de los mítines panistas del Edomex (la sede estatal del PAN está ahí mismo), también la izquierda lo llegó a utilizar: en 1994 Cuauhtémoc Cárdenas abarrotó el Toreo con más de 20 mil militantes perredistas, una cifra inconcebible de reunir entre los mexiquenses en estos tiempos de traiciones chuchas y de izquierdistas conversos.

Si todos creían que el Palacio de los Deportes ha sido siempre el lugar de los conciertos masivos de rock, les recuerdo que en 1992 Mano Negra dio un conciertazo ahí, con Manú Chao al frente. Y es que la cultura rockera también esta en el eje Naucalpan-Atizapan, cuna de Café Tacuba, quienes le pusieron “Cuatro Caminos” a uno de sus discos. Entre los seguidores de los cafetos se encuentran los adolescentes, actores principales de un éxodo inusual frente al Toreo todos los días antes del alba: por miles y uniformados, cruzan del Edomex al D.F. rumbo a las escuelas secundarias cercanas al antiguo pueblo de Tacuba. Estos chicos ya no verán ese enorme domo color blanco, donde los toreros, las luchas y los conciertos hicieron pasar un fin de semana ameno a los habitantes del norte de la ciudad durante más de sesenta años.

En el ciclo de la vida, las cosas mueren…y nacen. Al otro extremo del Distrito Federal, en el corazón de Ciudad Universitaria, le han dado un regalo de navidad extraordinario a los mexicanos, como sólo la UNAM lo sabe hacer: el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), cuyo arquitecto fue el maestrísimo Teodoro González de León. Entre la Biblioteca Nacional y los cines del Centro Cultural Universitario, justo por donde pasaba un caminito semioculto donde después de clases podías perderte con tu novia entre los pedregales, se construyo este Museo estrenado a finales de noviembre.

¿Cómo diablos interpretas o describes las obras ahí exhibidas? Me abstengo de tal propósito para el que no tengo el más remoto atrevimiento explicativo (me guardo en la bolsa mis lecturas). Señalaré, en cambio, que la inmensa mayoría de los mexicanos podemos acceder de manera gratuita a este bellísimo edificio donde las esculturas, instalaciones, performances y materiales audiovisuales nos provocarán, indudablemente, las más insospechadas reacciones.

Vayan pues a visitar el MUAC, y no olviden llevar su cámara fotográfica, pues obtendrán algunas de las mejores fotos de su vida en esos bellísimos balcones minimalistas color perla donde el sol lo permea todo, o en la entrada, donde eres recibido en una explanada por dos rectángulos de agua, cuyo rumor de brisa te comienza a despertar esa sensibilidad atrofiada que casi todos los chilangos padecemos.

Los mercados públicos, herencia de nuestros tatarabuelos aztecas, siguen dando de qué hablar. Mientras las guías turísticas te envían derechito al Centro Histórico o a las trajineras de Xochimilco, pocos, rarísimos visitantes de esta ciudad acuden a un mercado, que están llenos de sorpresas. Es el caso del mercado de la Nueva Viga, ubicado casi al final del Eje 6, en Iztapalapa, con tres enormes naves en cuyo costado los cajones de tráiler descargan la producción de la pesca del Pacífico y del Golfo de México en cantidades estratosféricas. Ningún mercado de pescados y mariscos es tan grande e impresionante como éste, ni siquiera los hay de tal tamaño en los puertos o los centros pesqueros más importantes del país (según dicen, sólo el de Tokio, Japón, se le compara en magnitud).

Bagres que no conocen los rastrillos ni las hojas de afeitar, esmedregales gigantescos, rojos huachinangos como Hell Boy, atún, ¡oh sorpresa!, no enlatado, sino ejemplares monumentales como auténticos espejos por su piel de plata pura, todo esto y más encuentras ahí. A muy temprana hora, antes de que amanezca, empieza la actividad, donde docenas de trabajadores con botas de plástico impregnadas de escamas y coágulos, van de aquí para allá, llevando tremendos pescados que compiten en peso con su cargador. En la parte de atrás están los restaurantes, cuya apariencia callejera no demerita su calidad: empanadas de pulpo o camarón que te harán lagrimear de satisfacción por tal agasajo en tu paladar.

La Nueva Viga es un hotel de paso para todos los infieles a la barbacoa y las carnitas. Es un oasis entre la sobreoferta de las carnes de res y cerdo, ambas enemistadas con la frescura, o del pollo de pellejo ultra-amarillento, causado por el alimento de minicroquetas industrializadas (pollos de plumas albinas y miserables vidas, que nunca probaron un granito de maíz o una hojita de alfalfa). Ninguna odiosa trasnacional tipo Walt–Mart podrá comparársele nunca a la Nueva Viga ni en precio, ni en calidad, ni en lozanía; mercado surrealista y mágico, abierto para todos los amantes de la buena y sana cocina, cuya materia prima nos obsequian generosamente nuestros mares mexicanos.

3 comentarios:

Danielopski dijo...

Sin duda alguna... excelente crónica de lo que fue el famoso toreo... jeje podríamos decir que fue el zócalo de los panuchos..te mando un fuerte abrazo mi neto... la blogosfera es la revolución de la información...
Saludos

Tezcatlipunk dijo...

Uy! el toreo!! alguna vez me pusieron una corretiza por esos lares, de cuando yo era habitante del norte de la ciudad, allá por rumbos inhóspitos como el rosario o los panteones.

Hablas muy bien de los mercados mi buen neto y aunque la nueva viga sea el paraíso del pex y del akuamán, la central de abastos siempre nos regalará un paisaje demencial de colores que dan las frutas, verduras, gramineas y demás productos que se venden en ese enoooooorme espacio, a precios aún increíbles para estos críticos tiempos.

Y las luchas? yo me quedo con el embudo fantástico de la arena coliseo, donde hasta el mismísimo santos se madrea al kid pitayas y qué tal la locura que se genera en la arena México? por no mencionar los gigantescos platos de arroz en miles de combinaciones y platos con nombres de luchadores que puedes comprar afuera??

Sin duda esta Ciudad a todos nos ha dado grandes satisfacciones, chingón el DF con su gama de cosas que ver, probar, escuchar, sentir (oler casi no, la alcantarilla no me evoca muchas cosas)...

Vientos neto, siga escribiendo y si le laten las contribuciones, pus invite.

mxdanielon dijo...

Que onda ernesto? aqui ando visitando tu blog, esta muy rifado!
con lo que comentas de la nueva viga, fijate que si está grandísimo, hay pescado de todo tipo, tu vas ahi a buscar un pescado raro y lo encuentras facil.
Del precio pues si es accesible, pasando de lo barato realmente. sin embargo fijate que nos comentó una profesora de sociales en la uni que en veracruz, cerca del puerto de alvarado, se vendía (o se vende) pescado baratisimo, de tal forma que inverosílmente podias encontrar un kilo de atun en 5 pesos! y eso era por que antes había ahi una empacadora de atun herdez, y en la epoca del 92 con la crisis economica del pais, tuvieron que cerrar esa planta, y pues los pescadores de la zona se quedaron sin trabajo. por eso los precios.

Del toreo como noo! siempre cuando iba a la voca 2 pasaba por ahi, aunque sea de lejitos, a verlo!

sale pues, te mando un abrazo y continua escribiendo, muy chido tu blog

Daniel Gallegos